Los primeros pasos y goles
“Profe, le prometo mínimo un gol”
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1990, Argentina. Gira con la categoría 80 de la Academia Cantolao. |
“Profesor Rivera por favor cuide mucho a mi Carlitos”, la voz de la señora Eva retumba en mis oídos, me encarga preocupada a su "tesoro"… ese tesoro tenía 10 años y partía de gira con Cantolao hacia Argentina.
Aquella sería la primera vez
que Carlitos mostraba su talento natural…
siempre con calidad para jugar, con sus goles de media distancia, con su juego
sencillo, pero efectivo.
“Lobita” como yo lo llamaba en aquella época, jugaba con la 6.
Siempre llegaba a los partidos acompañado de sus padres. Lo recuerdo con su
cara risueña, nunca “inquieto” por el rival, siempre con ganas inmensas de que el partido comenzara, me decía: “Profe le prometo mínimo un gol”... Y
francamente yo sabía que era verdad, porque cada fecha anotaba un gol, cada uno
mejor que el anterior.
Hacia goles pasando la mitad
del campo, sus tiros libres casi siempre terminaban en las redes. Es uno de los pocos,
que vi hacer los mismos goles de niño y repetirlos en el fútbol profesional.
Carlos Augusto Lobatón Espejo
era muy bromista y juguetón con sus compañeros, guardaba una relación muy buena
con todos, era el capitán del equipo de
Cantolao Cat. 80.
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1990, Paraguay. |
Siempre le jugaba una broma y recuerdo como se reía, siempre amable, noble, colaborador y lógicamente con la inocencia de un niño que solo soñaba con jugar y divertirse cada fin de semana.
¿Lo que vino para él? Es historia conocida, su excelente trayectoria como jugador profesional, especialmente estos últimos años con su Club, elevado hoy a la categoría de figura estelar, aunque él solamente esboza una sonrisa cuando se habla de eso.
En 2010 dirigiendo a Sporting Cristal,
tuve el privilegio de volver a dirigir a Carlos y ahí también hay muchos
recuerdos, pero hay uno que jamás olvidare y ocurrió el 10 de noviembre de ese
año en Huanta – Ayacucho, cuando vencimos 3 a 1 al cuadro local. Jugar en
altura será siempre una tarea ardua, incluso muchos daban por descontada la
derrota, esa tarde los chicos me dedicaron los goles de forma especial (Andy
Pando, Luis Advincula y Yoshimar Yotún); y en el retorno al vestuario Carlos me
mira y abraza con los ojos enrojecidos por las lagrimas y me dice: “Profe
Ud. No merece irse mal… Este triunfo es para Ud. ¡Feliz cumpleaños! Y
el que dejó escapar algunas lágrimas de emoción fui yo...
Es increíble dirigir a un
jugador de niño y después a nivel profesional, es emocionante ver a ese futbolista
consagrarse el mejor del torneo, el autor del mejor gol, seguir viéndolo con la
camiseta de la selección.
La noche pasada estaba en el
Estadio Nacional viéndolo jugar contra México… y nuevamente fue el excluyente.
Saltó al campo con la cinta de
capitán, hizo pases exactos, algunas gambetas para sacarse un rival y recibió
el aplauso del público, ese con el que sueñan todos los que empiezan alguna vez…
Con Carlos el fútbol parece más fácil.
Esa noche ya no llevaba la 6
de Cantolao, la 16 fue el número en el dorsal, la camiseta que hoy tiene su
madre Doña Eva, la amorosa señora que en un rincón del Jorge Chávez me dijo: “profesor
cuide mucho a Carlitos!... Estoy segura que me dará muchas alegrías” y yo de broma le dije que de todas
maneras “iba ser mejor que su papá”.
La noche del ultimo miércoles regresando a casa después del partido, decía
voy a escribir algo sobre "Lobita",
así le decía de niño.
¡Buscaba fotos y me llenaba de
recuerdos! Pero lo mejor ocurrió hoy cuando había terminado de entrenar con la
selección Sub-22… me encontraba solo en el campo de la Videna y veo a alguien
que venía en silencio, sin compañía, con la misma sonrisa de las bromas
infantiles, con su cara de juguetón...
Igual que hace 25 años se fue acercando para decirme: “Profe,
hace días que lo busco para saludarlo”. Fue
un abrazo interminable... una emoción indescriptible, comentamos de muchas
cosas y lo mejor es que su mami esta
cada vez mejor.
Gracias fútbol por permitirme disfrutar de estos pasajes, de estos
recuerdos!
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